NEUROEDUCACIÓN IV

Continuamos hablando de neuroeducación, en esa ocasión abordaremos dos temas tan importantes como la atención o la motivación.

books-1015594_960_720

La atención según Tudela se define como “Mecanismo central de capacidad limitada que tiene la función de controlar y orientar la actividad consciente del organismo de acuerdo a un objetivo determinado”. Podemos decir que es el mecanismo básico que modula el retos de procesos cognitivos. Si uno está distraído no puede desencadenarse el proceso de aprendizaje, memoria, pensamiento… También debemos tener presente que la atención no es una entidad única, porque no todas las situaciones atencionales son iguales, algunas implican más esfuerzo cognitivo y otras menos.

Debemos reflexionar acerca de las exigencias atencionales que se dan frente a un grupo- clase: por un lado, les pedimos que estén despiertos (atención tónica), les pedimos que atiendan nuestras explicaciones y no las “chorradas” del compañero (atención selectiva), también les pedimos que mantengan su concentración durante un periodo más o menos largo (atención sostenida). Por otro lado les pedimos que dividan o alternen su atención entre dos tareas a la vez, como puede ser atender nuestras explicaciones y tomar apuntes. Como vemos las exigencias atencionales son demandantes.

Es importante destacar ciertas características de la atención:

–          Fuerte contraste: La atención selectiva lo que hace es suprimir aquellos datos que no son relevantes y amplifican los que sí lo son.  Por lo tanto, si se quiere lograr atención, hay que provocar un fuerte contraste respecto a lo que se estaba haciendo ya sea a partir de las características físicas de los estímulos (dimensión, intensidad, movimiento) o por su novedad, incongruencia o sorpresa. Cuando se incrementa la curiosidad, aumenta la activación de regiones vinculadas al sistema de recompensa cerebral facilitando el aprendizaje.

–          Ciclos de atención tipo montaña rusa: Todo sufrimos altibajos de atención y esto afecta claramente al aprendizaje. Deberíamos alentar a los alumnos a ponerse de pie y estirarse, sin llamar la atención, si tienen sueño. Movimientos como estirarse o correr antes de iniciar una clase pueden mejorar el comportamiento y la capacidad de concentración, predisponiendo a un mejor aprendizaje.

–          Tiempo atencionales: Los tiempos de atención real no siempre coinciden con el tiempo atencional cerebral que es el tiempo de atención biológica. El tiempo que debe durar una clase quizás no coincide con el tiempo de atención biológica. El cerebro funciona mal en un estado de atención continua de alto nivel, de hecho por un solo corto espacio de tiempo, generalmente 10 minutos. Por eso es importante realizar descansos.

Por otro lado, la motivación está muy relacionada con la atención ya que sin duda la dirige. Además de que como todos sabemos la motivación es fundamental en el aprendizaje

Como decimos el cerebro es curioso por naturaleza, responde a lo novedoso y diferente. Cuando algo despierta nuestra curiosidad, se activa el circuito de motivación. Frente al deseo se activa la amígdala y otros núcleos como el área tegmental ventral o el núcleo accumbens y comienza la liberación de dopamina. Por otro lado, la liberación de adrenalina nos permite mantener cierto nivel de atención sostenida. Esto conecta diferentes áreas del cerebro haciendo que este se muestra más predispuesto al aprendizaje. Entre otras se da una conexión con el lóbulo frontal en donde se comienza a hacer un análisis y un plan de acción para conseguir esa recompensa buscada. Finalmente, una vez obtenida la recompensa (sea esta porque se ha alcanzado un objetivo, satisfecho una necesidad o aprendido algo nuevo) se da una liberación de otro neurotransmisor llamado serotonina, cuya misión es la de producir un estado mental de calma, serenidad y humor estable, favoreciendo el predominio de la razón sobre la emoción.

A parte de activarse el circuito de recompensa, se ha observado como ese estado de alta curiosidad, se da una gran activación hipocampal modulada dopaminérgicamente, lo que facilita la memorización. Este loop hipocampo-área tegmental ventral hace al cerebro más receptivo a aprender y retener información.

 

Bibliografía consultada: Deci E. L. (2016): “Intrinsic motivation: the inherent tendency to be active”. En Scientists making a difference. Cambridge University Press;  Mora, F. (2013). Neuroeducación: Solo se aprende aquello que se ama. Madrid: Alianza editorial; Jensen, E. (2010). Cerebro y aprendizaje: Competencias e implicaciones educativas. Madrid: Narcea; Ripollés P. et al. (2016): “Intrinsic monitoring of learning success facilitates memory encoding via the activation of the SN/VTA-Hippocampal loop”. Elife Sep 20; 5; Ma J. K. y cols. (2015): “Four minutes of in-class high-intensity interval activity improves selective attention in 9- to 11-year olds”. Applied Physiology Nutrition and Metabolism 40, 238-244; Stylianou M. y cols. (2016): “Before-school running/walking club: effects on student on-task behavior”. Preventive Medicine Reports 3, 196-202; Freeman S. et al. (2014): “Active learning increases student performance in science, engineering, and mathematics”. Procedings of the National Academy of Sciences 111 (23), 8410-8415; Gruber, M. J., Gelman, B. D., & Ranganath, C. (2004). States of curiosity modulate hippocampus-dependent learning via the dopaminergic circuit. Neuron, 84, pp-486-496; Sousa, D.A. (2011). How the brain learns. California: Corwin; Agarwal P. K. et al. (2012): “The value of applied research: retrieval practice improves classroom learning and recommendations from a teacher, a principal, and a scientist”. Educational Psychology Review 24(3), 437-448; Jauk E. et al. (2012): “Tackling creativity at its roots: evidence for different patterns of EEG α activity related to convergent and divergent modes of task processing”. International Journal of Psychophysiology 84 (2012), 219-225; Heitink M. C. et al. (2016): “A systematic review of prerequisites for implementing assessment for learning in classroom practice”. Educational Research Review 17, 50-62; Stallen M., Sanfey A. G. (2015): “Cooperation in the brain: neuroscientific contributions to theory and policy”. Current Opinion in Behavioral Sciences 3, 117-121.

 

Judith Mata

Psicóloga General Sanitaria / Neuropsicóloga (col. 22.407)

Deja un comentario