ALGUNOS NEUROMITOS II

Continuamos con esta interesante y necesaria monografía acerca de los neuromitos más entendidos. En la entrada anterior tratamos el famoso “sólo usamos el 10% de nuestra capacidad cerebral” y “Existencia de inteligencias múltiples aisladas”. Hoy abordaremos otros dos muy conocidos: “personas de cerebro izquierdo VS de cerebro derecho” y “aprendizaje visual, auditivo y cinestésico ¿cuál es tu estilo?”

neuromitos

Como en los anteriores neuromitos, su origen se basa en la mala interpretación de unos resultados obtenidos en laboratorio. Si alguien se te acerca vendiéndote programas en base a estas teorías, agárrate bien los bolsillos, porque el interés de esta persona reside únicamente en lo que guardas en ellos.

         ¿Eres un “cerebro izquierdo” o  un “cerebro derecho”?

Este neuromito nace de la mala interpretación de resultados de laboratorio donde se han observado diferencias funcionales entre los dos hemisferios cerebrales. De ahí, se ha extrapolado que hay personas con predominancia derecha y otros con predominancia izquierda. Y lo más grave todavía, se ha creído que ya desde niños existe esta diferencia y no hacer la distinción a la hora de enseñarles, puede suponer un perjuicio.

A pesar de que podemos observar diferentes estilos de procesar la información por parte de ambos hemisferios (izquierdo-detalle y derecho- holística), no somos “de cerebro izquierdo” o  “de hemisferio derecho”,  esto es psicología popular, no científica. Ambos lados del cerebro funcionan juntos en casi todas las funciones. No somos de cerebro izquierdo o derecho, sino de los dos. No hay dicotomía entre cerebros, la transferencia entre ellos es constante gracias al cuerpo calloso. Por lo tanto, las funciones  son producto de la función conjunta de ambos hemisferios.

A pesar de que las técnicas de neuroimagen revelan regiones con mayor activación o dependencia hemisférica frente a ciertas tareas, la mayoría de funciones requieren del funcionamiento paralelo de ambos hemisferios, al fin y al cabo se trata de un sistema integrado con una alta conectividad funcional. Sin esta relación inter-hemisférica no podríamos encontrar soluciones prácticas y creativas a los problemas reales.

         Aprendizaje visual, auditivo y cenestésico ¿cuál es tu estilo?

Indudablemente existen diferencias individuales en cuanto a la agudeza perceptiva basada en las diferentes modalidades sensoriales. Pero eso no significa, que el aprendizaje deba limitarse o restringirse a este “sentido superior”.

Las pedagogías multisensoriales  están apoyadas por los resultados observados en fMRI. El procesamiento bimodal tiene un efecto aditivo (ver y oír una información  funciona mejor que sólo verla u oírla). Este efecto también se observa a nivel comportamental, de hecho en los primeros años de escolarización esto se tiene muy cuenta. Sin embargo, esta pedagogía “natural” se ve amenazada por la promulgación de la idea de diferentes estilos de aprendizaje.

A pesar de una falta de evidencia, algunas escuelas (cada vez menos) se decantan por modelos de aprendizaje basados en las diferentes modalidades sensoriales, especialmente: visual, auditivo y cenestésico (VAC). La idea es que los niños pueden ser evaluados para conocer su estilo de aprendizaje dominante: V, A o C. Algunas escuelas van más allá y los agrupan según esto. La hipótesis subyacente es que la información de cierta modalidad sensorial es procesada por el cerebro de una manera  independiente al resto de modalidades sensoriales. Numerosas investigaciones concluyen que esta asunción es errónea. De hecho, esta modalidad de aprendizaje puede interferir en la interconectividad del cerebro, afectando a distintos aspectos académicos.

A pesar de que la vista y el oído son nuestros sentidos más desarrollados, nuestro cerebro no aprende por una única vía sensorial. Los diferentes imputs que recibe el cerebro están interconectados: lo visual con lo auditivo, lo auditivo con lo motor, lo visual con lo táctil, etc. De hecho esto tiene unas claras razones evolutivas, el hecho de tener varios órganos sensoriales permite ampliar la percepción del mundo. Hablamos entonces de experiencias sensoriales transmodales. Por ejemplo aprender una lengua, requiere la combinación de información, visual, auditiva y cinestésica, además de memoria, emoción, pensamiento, motivación.

Cualquier programa que pretenda clasificar a los niños y modificar la enseñanza a favor de diferentes estilos de aprendizaje no ha mostrado ninguna mejora en su aprendizaje. De hecho la separación potenciando unos u otros talentos perjudicaría el desarrollo de otras capacidades y por ende su desarrollo global.

En la próxima y última entrada, abordaremos la existencia de periodos críticos  y la presión actual a exponer a los niños (especialmente antes de los 3 años) a ambientes “enriquecidos” por miedo de que si no hacemos esto, no van a desarrollar todas sus potencialidades.

Bibliografía consultada:

Geake, J. (2008). Neuromythologies in education. Educational Research, 50 (2), 123-133; Blakemore, S.J. & Frith, U. (2011). Cómo aprende el cerebro, las claves par la educación. Barcelona: Editorial Planeta; Mora, F. (2013). Neuroeducación: Solo se aprende aquello que se ama. Madrid: Alianza editorial; Riener, C. & Willingham, D. (2010). The mith of learning styles. Change: the magazine of higher learning, 42 (5);Sharp J.G.; Bowker, R. & Byrne, J. (2008). VAK or VAK‐uous? Towards the trivialisation of learning and the death of scholarship. Research papers in education, 23 (8).

Judith Mata

Psicóloga General Sanitaria / Neuropsicóloga (col. 22.407)

Deja un comentario